29 enero, 2019

Embargo petrolero de EEUU contra Venezuela viola DDHH



Jesús Silva R.

Millones de venezolanos podrían morir por falta de alimentos y medicinas que se comprarían con los 18 mil millones de dólares que el gobierno estadounidense le ha confiscado al país bolivariano con el objetivo de derrocar al Presidente Nicolás Maduro. Sin duda, el embargo petrolero de EEUU contra Venezuela viola derechos humanos. El 28 de enero de 2019, Washington anunció su ataque contra la empresa CITGO adscrita a PDVSA (Petróleos de Venezuela), por ahora son $7 mil millones en bienes y $11 mil millones en exportaciones los que le han sido arrancados ilegalmente al pueblo venezolano. Es vital advertir que la industria petrolera representa el 95% del ingreso económico nacional, por lo tanto las consecuencias del embargo son devastadoras.

El petróleo es de todo el Estado venezolano, jamás de una sóla persona; por lo tanto, cuando EEUU declara que pone el petróleo de Venezuela en manos Juan Guaidó, comete una grave violación de la Constitución Bolivariana, cuyo artículo 303 señala "Por razones de soberanía económica, política y de estrategia nacional, el Estado conservará la totalidad de las acciones de Petróleos de Venezuela, S.A., o del ente creado para el manejo de la industria petrolera, exceptuando las de las filiales, asociaciones estratégicas, empresas y cualquier otra que se haya constituido o se constituya como consecuencia del desarrollo de negocios de Petróleos de Venezuela, S.A".

Para que una acción como la estadounidense contra PDVSA tuviese apariencia de legalidad debió hacerse un proceso previo de juicio o arbitraje conforme al Derecho Internacional que fabricara alguna justificación jurídica, pero es evidente que en este caso EEUU aplica una medida económica unilateral violenta y desprecia la importancia de la ley, el debido proceso y los derechos humanos. Es delito de lesa humanidad confiscar recursos de todo un país que son indispensables para comida, salud y supervivencia con la finalidad de remover a un Presidente. Ante la gravedad e insensatez de la injusticia cometida debe producirse una reacción de rechazo dentro del propio EEUU y los países democráticos.

Si EEUU cree que el gobierno venezolano es culpable de algún delito debe actuar individualmente contra los funcionarios involucrados bloqueando sus supuestas cuentas bancarias en el exterior o las cuentas de sus comprobados testaferros, y solicitar a Interpol la captura, pero nada justifica embargar propiedad de 30 millones de venezolanos y empujarlos a una desgracia económica en nombre de la libertad y la democracia. Mucho menos imponer al autoproclamado Presidente Juan Guaidó como "administrador" de la riqueza del país.

Como ciudadanos venezolanos que defendemos la soberanía, la paz y el Derecho Internacional, exigimos al gobierno de EEUU que nos devuelva lo confiscado y asuma los caminos de la legalidad y la Carta de la ONU para facilitar soluciones razonables a las discrepancias entre Caracas y Washington, evitando malograr a millones de venezolanos inocentes.

26 enero, 2019

Embajada de EEUU se fue de Venezuela

Jesús Silva R. 

Sigue viva mi esperanza de que EEUU y Venezuela logren respeto mutuo y coexistencia pacífica pero otra gente quiere guerra. Quiero mucho al pueblo de EEUU, con él crecí cultural y profesionalmente, pero discrepo de las políticas imperialistas de la administración en Washington. 

Es así que el último delirio de la oposición radical venezolana fue que el Presidente Nicolás Maduro desalojara por la fuerza a los diplomáticos de la Embajada de EEUU en Venezuela y con ello lograr que Donald Trump activara la opción militar que ya ofreció en 2017. Vale decir una opción que la ultraderecha venezolana (con Voluntad Popular al frente) promueve afanosamente pero que la Casa Blanca no ha querido aprobar, por ahora. Los hechos demuestran que la Revolución Bolivariana nunca ha considerado violar el Derecho Internacional mediante el uso de la fuerza contra una sede diplomática. 

Fue sólo durante el breve gobierno de facto del ultraderechista Pedro Carmona Estanga en 2002 cuando Henrique Capriles desplegó violencia contra la Embajada de Cuba. Tampoco el gobierno de EEUU aceptó la petición del diputado Juan Guaidó en cuanto a que los diplomáticos estadounidenses jugaran un papel aventurero y desobedecieran el ultimátum de Maduro (72 horas para salir del país).

Sabiamente y en sana paz, los funcionarios de la referida Embajada se fueron de Venezuela, al menos un primer grupo; y los que quedan podrían irse en las próximas horas o días. En resumen, este acto de los estadounidenses es un triunfo para Maduro porque su orden presidencial fue acatada, obedecida y satisfecha. 

Al mismo tiempo es la primera gran derrota para Guaidó desde su ilegal autojuramentación como supuesto Presidente interino, ya que su jefe político inmediato (U.S Embassy) le dio la espalda. Como criminólogo, que estudio las mentes delictivas, me parece fascinante la ingenuidad opositora, subestimando al gobierno de Maduro y creyendo que cometería la torpeza de atacar a la Embajada del país militarmente más poderoso del mundo. 

Tengo total certeza de que en el hipotético escenario de que los gringos se hubieran quedado, nuestro presidente no habría caído en provocación y habría activado los mecanismos del Derecho Internacional aplicable a estos casos. Dicho de otro modo, Maduro habría denunciado ante la ONU la pretendida instalación de una nueva base naval de Guantánamo en su territorio. Sin lugar ha duda, el mundo habría repudiado el abuso de EEUU y la figura democrática de Maduro se habría elevado internacionalmente. 

Volviendo a la realidad del presente, el golpe de Estado que tiene a Guaidó como fachada está políticamente derrotado, la descomunal propaganda internacional no provocó alzamiento de militares venezolanos leales a la Constitución y a Maduro, no ocurrió invasión yanqui ni asalto a embajada para provocarlo. 

A Guaidó sólo le quedan declaraciones de gobiernos pro imperialistas, los mass media extranjeros, las redes sociales y bandas armadas pagadas por Voluntad Popular que no lograrán imponer una epidemia de guarimbas. Sin pueblo ni militares, Guaidó no avanzará, con el tiempo se desgastará, decepcionará a las multitudes opositoras y una nueva desilusión se instalará en el sector antichavista. El imperio deberá inventar un nuevo plan y un nuevo títere. 

Como anécdota, criminológicamente hablando, lo más llamativo de la oposición radical apátrida y sus fans de clase media (que hacen mucho ruido en Twitter, Facebook, Instagram y etc) es que "metían casquillo" y manifestaban abiertamente su desesperación  enfermiza de que Maduro atacara la Embajada yanqui para que ello fuera detonante de la imaginaria e inmediata invasión imperialista contra nuestra Patria, sin importar los millones de muertos que ello significaría. Como si las bombas yanquis perdonaran a los opositores y sólo destruyeran a los chavistas. Definitivamente el odio conduce a la locura. 

Recuerdo las caras eufóricas del 23 de enero, ahora Veo en las calles del este sifrino de Caracas, muchas caras deprimidas y amargadas. Sin embargo con millones de dólares provenientes de embajadas injerencistas, la cúpula ultraderechista venezolana tendrá presupuesto para fabricar un nuevo Guaidó y creará otra aventura. Pasarán meses para ello. Esta historia continuará...

23 enero, 2019

Juan Guaidó asume como Presidente virtual

Jesús Silva R.

Ahora que Estados Unidos y sus aliados declaran que Juan Guaidó es el Presidente interino de Venezuela, lo que se espera es que la avalancha mediática internacional provoque una fractura en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, o sea, que un grupo de oficiales se levanten contra el gobierno de Nicolás Maduro.

Si ese levantamiento de militares venezolanos no acontece, el esfuerzo conspirativo mediático internacional se habrá perdido y Maduro cumplirá su mandato hasta 2025 sin contratiempos, más allá de las amenazas de Washington.

De alguna manera así lo reconocía Lilian Tintori (esposa de Leopoldo López) hablando un pésimo inglés el propio 23 de enero por la tarde durante una entrevista que le hacían en el canal de noticias CNN en el idioma del imperio.

No sé que fue peor, si el horripilante inglés que hablaba Tintori (también dirigente de Voluntad Popular) o el nefasto espectáculo mediático hecho por una decena de países pro imperialistas que dijeron que Guaidó era el nuevo primer mandatario venezolano.

Lo cierto es que el pronunciamiento militar pro golpista que Tintori desea, no ocurrirá porque el grueso de la FANB es leal al régimen democrático. Entonces, todo indica que la única forma de derrocar a Maduro es la intervención militar estadounidense, lo cual todavía no sucede, tal vez por prudencia del Presidente Donald Trump que tiene otros problemas.

El futuro legal de Guaidó es negro, ha cometido el delito de usurpación de funciones calificada en perjuicio del Presidente Maduro. Se cumplió el escenario que habíamos descrito en artículo inmediato anterior, con Guaidó autoproclamado nada cambia en el país, excepto el enjuiciamiento penal que le espera al discípulo de Leopoldo López.

Imposibilitado de ejercer funciones presidenciales, porque no tiene pueblo ni militares que lo respalden, ni base constitucional para convertirse en presidente, Guaidó será un imaginario presidente venezolano y desde el punto de vista político no es prioritario para el gobierno capturarlo todavía, porque conviene que disminuya el clima de confrontación política.

22 enero, 2019

Juan Guaidó no se juramentará el 23 de enero

Jesús Silva R.

En mi programa televisivo La Propuesta, al aire los lunes 12 del mediodía por TVES (con redifusión martes 6 am), explicaré las razones por las que Juan Guaidó no se juramentará como Presidente de Venezuela el 23 de enero de 2019 y los acontecimientos políticos, jurídicos y diplomáticos que se desarrollarán en los días siguientes.

Por ahora comento algunos factores políticos por los cuales Guaidó no podrá satisfacer las expectativas de sus seguidores y aliados en cuanto a proclamarse como nuevo Jefe del Estado.

Primero: cualquier ceremonia parecida a una juramentación presidencial por parte de Guaidó ante la Asamblea Nacional, lo convertirá en autor del delito flagrante de "usurpación de funciones calificada" y ello significará inmediata orden de aprehensión en su contra.

Segundo: en el remoto supuesto de que Guaidó se juramentare, su lucha se desarrollará desde la cárcel y perderá eficacia política porque la oposición radical no busca un victimizado político preso (para eso ya existe a Leopoldo López).

Tercero: Si Guaidó se juramentare rodeado por una multitud de seguidores para impedir su captura, le tocará sobrevivir en un perímetro limitado como en tiempos de Plaza Altamira 2002 o pasar a la clandestinidad con miras a un probable exilio. En ambos casos (en la plaza o en la clandestinidad), Guaidó alejará demasiado de su aparente posibilidad presidencial y será un vulgar fugitivo. En el exilio, será un ex líder más del montón.

Cuarto: lo políticamente rentable para Guaidó es mantener viva la ilusión de que puede asumir la Presidencia del país y ello sólo es posible ganando tiempo. La prórroga se logra con la estrategia de "sí pero no" y la retórica de: "Maduro usurpa la Presidencia y yo puedo asumirla constitucionalmente y lo haré  con el pueblo pero por hoy sólo digo que él es usurpador y yo soy el legítimo".

Quinto: ganando tiempo sigue la ilusión mediática de que será Presidente de la República y cada día que pase se traduce en millones de dólares de "solidaridad internacional" proveniente de gobiernos imperialistas y embajadas injerencistas que van para Guaidó y sus jefes políticos en Voluntad Popular. A esto hay que agregar la conquista de la fama y de relaciones con grandes poderes extranjeros que para el joven de origen humilde, Guaidó, significan una oportunidad irrepetible en la vida. Cada día que pase será un regalo pero el tiempo de la ilusión se acaba y las multitudes opositoras dejarán de soñar con Guaidó en cuestión de semanas.

Sexto: no hay poder militar ni político ni económico en Venezuela que pueda imponer a Guaidó como Presidente, ni el bloqueo económico extranjero logrará que el recién reelegido Presidente Nicolás Maduro renuncie a su mandato hasta 2025; sólo una invasión militar yanqui podría instalar al títere Guaidó como Presidente. Todo lo demás es fantasía publicitaria creída por incautos.

11 enero, 2019

Maduro Presidente hasta 2025 (análisis constitucional)

Jesús Silva R.

Como Doctor en Derecho Constitucional doy testimonio científico de que el 10 de enero de 2019 la juramentación del Presidente de Venezuela Nicolás Maduro ante el TSJ cumplió cabalmente el artículo 231 de la Constitución Bolivariana: "El candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia".

Efectivamente, en este caso, la circunstancia sobrevenida que impide juramentarse al Presidente ante la Asamblea Nacional es que esta última se autoilegalizó por su desacato a sentencias judiciales y pretendida destitución fraudulenta del Jefe del Estado, es decir, que por sus propias infracciones graves se autoinhabilitó. Adicionalmente, se activa el artículo 336 numeral 7 de la CRBV referido a omisión legislativa según el cual el TSJ asume excepcionalmente funciones del parlamento que incumple sus deberes.

Aclarado el punto previo, es menester revisar antecedentes jurídicos muy importantes...

1) De la legitimidad de origen del Presidente venezolano hasta 2025
La elección presidencial del 20 de mayo de 2018 en Venezuela fue justa, competitiva, constitucional y satisfizo estándares del derecho internacional, pues participó pluralidad de partidos políticos y variedad de candidatos, cada cual desarrolló su respectiva campañas electoral libremente en medios de comunicación, testigos electorales de todas las tendencias vigilaron el proceso de votación en todas sus fases, la autoridad nacional electoral estaba y aún sigue en su período vigente y cumplió con la normativa legal de imparcialidad y garantías, asimismo los resultados finales dieron una ventaja convincente de millones de votos a Nicolás Maduro, quedando abierta la impugnación judicial de los ciudadanos inconformes como lo manda el debido proceso, lo cual no prosperó pues Henry Falcón (candidato derrotado) no consignó pruebas fehacientes de supuestas irregularidades en la elección. Todos los demás candidatos reconocieron a Maduro como vencedor. Hasta aquí los fundamentos jurídicos intenacionales de la validez de la elección de donde se origina un nuevo período presidencial para Maduro 2019 - 2025.

2) De la inadmisibilidad de las objeciones de algunos gobiernos extranjeros
EEUU, Grupo de Lima y Unión Europea han emitido declaraciones estrictamente políticas de desconocimiento al gobierno de Maduro y al régimen democrático venezolano pero el pretendido valor jurídico de esas palabras no se apoya ante un procedimiento legal válido ante la ONU u otro organismo competente del derecho internacional que haya demostrado un fraude electoral en Venezuela. En este contexto, las sanciones económicas unilaterales de EEUU y sus aliados (que afectan devastadoramente a millones de venezolanos inocentes que no son funcionarios), así como presiones diplomáticas son arbitrarias, hostiles, ilegales, y deben ser calificadas como actos de violencia inspirados en retaliación política por lo tanto son inadmisibles a la luz de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Carta de la ONU, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos así como demás tratados.

3) Del libre juego democrático que prosigue en el país
Con base en la Constitución vigente, al cumplirse la mitad del mandato (2022) los interesados podrán intentar un referendo revocatorio contra el Presidente de la República, de modo que sigue abierta la disputa política electoral venezolana en el futuro cercano. En este sentido la oposición radical venezolana no debe persistir en protestas violentas y armadas en las calles como ocurrió en 2017 ni promover bloqueo económico extranjero ni invasión militar estadounidense como abiertamente lo intenta pues todos esos actos son de naturaleza criminal y constituyen traición a la patria. Lo prudente es retomar la vía electoral, pacífica y constitucional.

4) De la inconstitucionalidad de transferir el poder ejecutivo al órgano legislativo 
Es un golpe de Estado, pretendido por un pequeño grupo de gobiernos extranjeros, emplazar al Presidente venezolano a que entregue su poder a la Asamblea Nacional de Venezuela por cuanto tal procedimiento no está previsto en la Carta Magna venezolana ni se puede violentar la soberanía nacional que, mediante voto popular, escogió a Maduro presidente hasta 2025.

5) Del efectivo ejercicio del mandato presidencial
En este país suramericano no hay vacío de poder, ni usurpación del cargo, sino un Presidente ejerciendo su mandato. El poder de un Presidente pasa a otras manos sólo cuando  acontece uno de los seis casos del artículo 233 constitucional, es decir, falta absoluta del Presidente: 1) La muerte, 2) La renuncia, 3) La destitución dictada por el TSJ, 4) Junta Médica designada por el TSJ que certifique incapacidad física o mental, 5) Abandono del cargo, 6) Referéndum Popular que revoque el mandato. Nada de lo anterior acontece actualmente.

6) Llamado al imperialismo internacional
Los socialistas venezolanos exigimos respeto a los principios de soberanía, independencia, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de conflictos como lo preceptúa el artículo 33 de la Carta de la ONU. No más amenazas de invasión militar estadounidense, no más intentos de asfixiar económicamente a nuestro noble y bravo pueblo.