27 diciembre, 2011

DESEO UNA NAVIDAD PERFECTA

Por: Jesús Silva R.

Todos hemos soñado alguna vez con una navidad eterna y perfecta donde cada año fuese doce meses de permanente celebración y que en paralelo a nuestras actividades profesionales, mantuviéramos plena disposición a congregarnos para compartir vivencias y experiencias en comunión con nuestros semejantes.

Es indudable que la navidad (idealmente vista) es un concepto magnífico, que inspira a la sociedad a dar demostraciones especiales de afecto al prójimo, de convivencia fraternal, paz y concordia. Entonces, ante las comprobadas bondades de la tradición navideña, cabe preguntarse, si es factible que en este siglo la humanidad transforme los rituales de diciembre en solemnidades practicables todos los meses del año.

Muchas tradiciones y sistemas sociales duraron centurias aún siendo contraproducentes para el bienestar de la humanidad, experiencias universales como el esclavismo, el feudalismo, el mercantilismo, entre otros, han sido fuente de miseria y marginación en perjuicio de las grandes masas de la sociedad. De modo que, si bien es cierto que dentro de cada época hubo manifestaciones de confrontación entre la mayoría socialmente explotada y la minoría explotadora; también es verdad que la opresión ha perdurado como resultado de un considerable "costumbrismo" que es parte de la humanidad.

En tal sentido, nuestra óptica dialéctica nos permite visualizar una masa humana heterogénea que no debe ser totalizada en función de un sólo patrón de conducta, pues hay gentes costumbristas, pero asimismo las hay innovadoras; hay quienes practican un real espíritu unitario y otros que son renuentes a agruparse. También existen los aptos para la sociabilización y las demostraciones afectuosas, al igual que hay otros que son insociables y estructuralmente impedidos de exteriorizar sus sentimientos hacia el semejante.

Visto que la navidad supone una concertación de voluntades entre muchas personas, es claro que su avance para convertirse en modelo permanente de vida será consecuencia de una revolución intelectual que abarque a la inmensa mayoría de la sociedad, pues en efecto se trata de una obra colectiva basada en relaciones de profunda cordialidad y afectividad recíproca. Esa navidad futura con la que muchos soñamos, más que una época del año, tendrá que ser un nuevo modelo de vida universalizado, que ponga fin a las barreras creadas por el hombre en tiempos anteriores, es decir, deberá ser una unión por encima de religiones, etnias y naciones, donde ya no existirán clases sociales, porque habremos comenzado a escribir una nueva historia.

Seguramente, en ese idílico escenario de fabulosa confraternidad, la época decembrina ya no estará invadida por el desenfrenado consumismo que hasta hoy la caracteriza; desaparecerá el culto a los bienes materiales y las personas serán capaces de brindarse cariño mutuo sin depender de regalos materiales para tal efecto. Pues ciertamente la humanidad progresará hacia un estadio de conciencia colectiva superior donde los objetos dejen de usurpar la función de los sujetos en el ámbito de las relaciones sociales, es decir, que ya ningún bien material hará falta como intermediario (ni símbolo de seducción) para el acercamiento entre las personas.

Esa sociedad que supere el fetichismo por las mercancías y que sea consciente de que las mayores riquezas para fomentar la convivencia pertenecen al mundo de los sujetos (y no los objetos) estará inspirada en un noble ideario, no importa si se llama cristianismo, judaísmo, budismo, socialismo, comunismo o teología de la liberación. Será un escenario donde la persona significará el espíritu, propósito y razón de la generación de riquezas para su equitativa distribución social.

En este contexto, constituye un convencimiento sólido para quienes abrazamos la causa de la justicia social, que no puede haber teoría sin praxis, ni viceversa. Por ello ubicamos en el ejercicio humano de la buena voluntad, la mejor manera de cumplir los mandamientos universales del bien. Flaco servicio le rendiremos a la sociedad mediante prédicas de santidad que no se traducen en un comportamiento social palpable donde el respeto a la diversidad, la humildad, la solidaridad, la buena fe y el diálogo no sean demostrados mediante el hacer diario.

Deseamos que no se rinda culto a la riqueza material, al derroche y la suntuosidad, al mismo tiempo que se predica la austeridad como uno de los principales valores crísticos. Para erradicar tal hipocresía, abogaremos siempre por desaparecer el enriquecimiento indigno y la explotación (en todas sus formas) entre las personas e instaurar una sociedad de iguales, tal como lo pretendió Cristo (líder político de su época) al expulsar a los mercaderes del templo.

En fechas como estas, ratificamos nuestro compromiso humanista de avocarnos a la solución de los problemas de la tierra y posteriormente los del cielo. Así, respetuosos como somos de la libertad de pensamiento, entre cristianos, musulmanes, judíos, ateos, marxistas y demás cosmovisiones del mundo, requerimos la contribución todos para en este siglo hacer de la navidad un régimen universal de vida que fomente la felicidad permanente de toda la familia humana, sin guerras, ni orfandad, ni miseria.

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18 diciembre, 2011

DEMOCRACIA, NACIÓN Y UNIVERSIDAD


Por: Jesús Silva R.

El contexto político de la nación y el que aisladamente transcurre en el ámbito universitario, son bastante distintos y cualquier comparación sería infundada. En la universidad, la bandera de las reivindicaciones estudiantiles puede ser impuesta como tema hegemónico por los poderes internos que operan dentro del claustro, para invisibilizar los asuntos de interés nacional y al mismo tiempo simular independencia en relación con los partidos políticos.

Habiendo pocos liderazgos profesorales y estudiantiles que permanezcan inmunes a la injerencia o influencia partidista (tal como se evidencia en medios de comunicación y redes sociales) es frecuente que se defraude la buena fe de centenares de jóvenes inocentes que entregan su voto con la ilusión de un proyecto estrictamente universitario y no clientelar.

Aunque en izquierdas y derechas hay quienes defienden la tradición del voto docente calificado, lo cierto es que el Principio Constitucional de Progresividad de los Derechos Humanos ordena crear una legislación nueva que equipare el voto estudiantil y el profesoral. Dicha innovación propiciará un salto cualitativo en la conciencia de los estudiantes para que ejerzan radicalmente su poder transformador y dejen atrás la fantasía del “apoliticismo universitario” que históricamente ha favorecido a las élites academicistas.

En el marco de la nación, las pugnas sociales hacen que las masas busquen alternativas políticas de transformación, aun cuando haya países donde temporalmente no se vea una opción revolucionaria. En Venezuela esa opción existe y por ello en 2012 el pueblo ratificará el actual proceso de inclusión social, pues a diferencia de los reductos de la burguesía donde la liberación ideológica está pendiente, en la nación prevalece una mayoría universal con conciencia superior.

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16 diciembre, 2011

EL CAPITALISMO HACE LLORAR A ITALIA


Por: Jesús Silva R.

Diciembre de 2012 ha presentado un acontecimiento verdaderamente estremecedor, Mario Monti, economista tecnócrata que, desde mediados del mes pasado, sucede en el cargo de Primer Ministro de Italia al multimillonario empresario Silvio Berlusconi, ha consignado ante el Parlamento, el plan de ajuste presupuestario de 30.000 millones de euros, el cual incluye drásticos recortes en los derechos laborales de la población.

El plan de reformas contempla cambios en el sistema de pensiones y la aplicación de nuevos impuestos. Monti aseguró que no pretender minimizar la magnitud de los ajustes de su plan, pues reconoció que se trata de “fuertes sacrificios” para evitar que Italia caiga en el “abismo”, se asevera que son necesarios ya no solo para sentar las bases del futuro crecimiento económico del país, sino también para contribuir a la supervivencia del euro.

La noticia estuvo acompañada por un episodio cuyas imágenes han recorrido el mundo, cuando la ministra italiana del Trabajo, Elsa Fornero, rompió en llanto al intentar explicar los sacrificios que deberán hacer los ciudadanos, verbigracia, un aumento que fija en 66 años la edad para la jubilación y que para acceder de forma anticipada a este beneficio los hombres y mujeres deben cumplir 42 y 41 años de contribución, respectivamente.

La jubilación en el sector privado lo obtendrán las mujeres a partir de los 62 años y los hombres a 66 años en 2012 con una penalización del 3 % por año para los que se jubilen antes, mientras que la equiparación total de edades será de 66 años en 2018. El gobierno afirma que la deuda pública de Italia actualmente ronda el 120 % del PIB y el país corre el riesgo de adentrarse en un “abismo”. Este plan aprobado mediante decreto ley, congela las pensiones superiores a 960 euros al mes, mientras que se mantiene su actualización basada en la inflación para aquellas inferiores.

Como broche de oro en esta política antipopular, se estima el incremento del IVA en dos puntos, hasta el 23%, a partir de septiembre de 2012 y el aumento de la edad mínima para jubilarse y los años mínimos de cotización para acceder a las llamadas pensiones de antigüedad.

Sin duda las medidas aplicadas en Italia afectarán la gobernanza y la estabilidad política, especialmente en esta época donde movimientos sociales de nuevo tipo, como los indignados, se extienden rápidamente por Europa y Estados Unidos (Occupy Wall Street), aunque resulte apreciable que dichas multitudes luzcan, por ahora, lejos de convertirse en vanguardias organizadas capaces de desestabilizar el régimen imperante.

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04 diciembre, 2011

DEL CONGRESO ANFICTIÓNICO A LA CUMBRE DE LA CELAC


Por: Jesús Silva R. 

Con el compromiso de hacer realidad la unión latinoamericana y caribeña que procuraron nuestros héroes independentistas, nace la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como nuevo escenario alternativo para solventar los temas de la región con más riquezas naturales en el mundo y derrotar la peor crisis capitalista de la historia.

No es por casualidad, sino por madurez histórica, que nuestro subcontinente tiene hoy pueblos y gobiernos que expresan valientemente su voluntad de superar el viejo sistema interamericano frente a élites conservadoras que se abstienen de emprender cualquier iniciativa contrapuesta al régimen de la OEA. Por tal motivo, institucionalizar la CELAC y consolidarla como instancia libre del neocolonialismo estadounidense son objetivos estratégicos de supervivencia y bienestar que requerirán la acción de una mayoría categórica de naciones que implante la nueva Comunidad de Estados con jerarquía plena.

El logro de los objetivos trazados dependerá, en buena parte, de diseñar una estructura jurídico política que le otorgue a la CELAC las facultades vinculantes de una organización de Derecho Internacional propiamente dicha; ya que así podrá materializarse un nuevo sistema de normas que sustituya a la anacrónica Organización de Estados Americanos (OEA) donde la presencia de Canadá y el injerencista Estados Unidos contradice los reales intereses latinoamericanistas.

Todo indica el inmenso desafío que encara el bloque regional de naciones progresistas para lograr, ahora en el siglo XXI, los propósitos unitarios del Congreso Anfictiónico de Panamá (1824) protagonizado por Simón Bolívar; pues tal como aconteció en aquella época, el Imperialismo Yanqui y sus infames siervos locales siguen siendo los mayores enemigos a vencer.

Ya en la Carta de Jamaica (1815), El Libertador había anunciado este magno ideal:

"Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo en una sola nación con un solo vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; [...] ¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración..."

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