25 septiembre, 2010

VIVIMOS UN TIEMPO IRREPETIBLE (In Memoriam)


Por: Jesús Silva R.


En su épica canción El Elegido, Silvio Rodríguez dice que “lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”. En efecto la conmovedora frase describe los grandes sacrificios de quienes brindan su existencia a una sociedad de justicia. Para los revolucionarios, las contribuciones a la igualdad social determinan el verdadero valor del ciclo de vivencias en el planeta, pues cuando se combate con y por los explotados para vencer las formas de exclusión que nos afectan, es la propia la vida quien tarde o temprano da su premio a través del cariño de las mayorías sociales y es ese reconocimiento del pueblo por cuyos derechos se ha luchado, lo que atesora a los héroes en la memoria colectiva.


En este contexto, quienes se van físicamente, sobreviven como testimonio histórico de que la soñada sociedad del hombre y la mujer nueva es realizable. Ese colectivo solidario, honesto y desprendido, que no abunda en el régimen burgués, combate intransigentemente contra el capitalismo y es su expansión como nuevo género predominante en la sociedad lo que permitirá la construcción exitosa del Socialismo en el mundo.


Es así que personajes como Willian Lara y Guillermo García Ponce (al primero le seguí en el Ministerio de Comunicación y al segundo como colaborador del Diario Vea) fueron dignos ejemplos de una vida revolucionaria sin petulancias, dobleces ni odiosos privilegios. Por ello, para honrar la memoria de tantos héroes y derrotar definitivamente a quienes siempre usaron el poder como un templo de privilegios donde los de adentro peleaban por quedarse y los de afuera peleaban por entrar, necesario es respaldar al proyecto que históricamente ha promovido el más justo reparto de la riqueza petrolera, el mayor acceso del pueblo a la salud, la educación y la alimentación, así como el ejercicio máximo de la democracia directa a través del poder comunal.

21 septiembre, 2010

SOCIALISMO Y CLASE TRABAJADORA


Por: Jesús Silva R.

En nuestra patria, la economía productiva nacional ha sido históricamente inferior a la requerida para satisfacer las necesidades básicas de la población y nuestro “oro negro” (altamente exportable y por ende fácilmente convertible en dólares) ha sido el recurso primordial para la compra de las manufacturas que fabrican los países industrializados. El macabro capitalismo rentista e importador prevaleciente en Venezuela es el factor que dispara los índices de desempleo, pues la mayoría de la clase empresarial no desarrolla actividades productivas en nuestro país y por este motivo emplea una baja cantidad de trabajadores.


La verdad es que con la globalización, los burgueses venezolanos se han dedicado más al comercio que a la fabricación de bienes, lo que los convierte en tragadores dólares y máximos importadores de mercancías extranjeras que luego venden con sobreprecio en el mercado local. Destaco como ejemplo lo que ocurre con la industria del calzado, dado que tuve la experiencia de trabajar como Inspector Nacional del Trabajo en el año 2008 en defensa del Derecho Laboral con la Federación Nacional de Trabajadores del Calzado de Venezuela y demás organizaciones sindicales del ramo.


Junto a estos camaradas revolucionarios, combatimos la artimaña empresarial de importación indiscriminada de zapatos asiáticos y el intento de cerrar de talleres nacionales. Contra despidos masivos, reducción de personal y sustitución del hombre por la máquina, sólo la lucha unitaria de los trabajadores por el Socialismo nos dará la soberanía productiva.

14 septiembre, 2010

¿PAGAR POR SEXO ES DELITO? (Nuevo Código Penal)


Por: Jesús Silva R.

En la sociedad capitalista, el Derecho al Trabajo está sometido a las oportunidades que los empleadores le ofrezcan a la clase trabajadora. Esta realidad objetiva desnaturaliza el sentido originario del trabajo como saludable despliegue de la capacidad humana para la creación de bienes sociales y propicia la explotación al servicio de la burguesía. El desempleo y la flexibilización de las relaciones laborales en perjuicio de los débiles jurídicos son evidencia de que la libertad de empresa se expande mundialmente cada vez más en detrimento del hecho social del trabajo. Por ello, contra juristas neoliberales que niegan el papel del Estado como principal garante de los derechos humanos y sociales (trabajo digno), proponemos que se legisle en función de erradicar actividades que, con el disfraz de trabajo alternativo, constituyen flagrante violación de los derechos humanos.


Si se entiende que la libertad sexual significa el derecho de la persona a disponer voluntariamente de su sexualidad y que por lo tanto el régimen jurídico debe operar en su resguardo, mal puede plantearse no penalizar a quien compra los servicios supuestamente voluntarios de personas prostituidas. Si se sabe que ese acto sexual no nace del libre albedrío (sino de la necesidad o el interés por el dinero), un nuevo Código Penal no puede ser indiferente a esta conducta de “comprar la voluntad”, la cual expone al ser humano como mercancía sexual de libre circulación. ¿Acaso para combatir el desempleo, legalizaríamos también la venta de órganos como medio para ganarse la vida?

04 septiembre, 2010

MAYORÍA CALIFICADA EN LA ASAMBLEA NACIONAL

Por: Jesús Silva R.


La obtención de la mayoría calificada (2/3 de diputados socialistas) en la Asamblea Nacional constituye el único resultado objetivo capaz de garantizar la continuidad del proceso revolucionario y el cumplimiento de los fines estratégicos que se enmarcan en la profundización del socialismo bolivariano. Esto se traduce en la aprobación de leyes orgánicas que coadyuvan a la consolidación del nuevo Estado democrático y Social de Derecho y de Justicia previsto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; nótese que instrumentos legales de enorme interés social como la Ley Orgánica del Trabajo, el nuevo Código Penal garantista de los Derechos Humanos, la Ley de Seguridad Social, la referida al Poder Comunal, la Ley sobre el Trabajo en el hogar, entre otras, son vitales para las condiciones materiales de vida de nuestro pueblo.


Se necesita la mayoría calificada revolucionaria por ser la que única brinda la estabilidad institucional necesaria para el nombramiento de autoridades en los poderes públicos, como por ejemplo, el Tribunal Supremo de Justicia, donde varios magistrados se acercan al final de su período y otros han llenado ampliamente los requisitos para la inmediata jubilación. Requerimos un Parlamento que mancomunadamente con el Ejecutivo Nacional, impulse una acertada política exterior en materia de tratados internacionales y alianzas estratégicas en la esfera económica, comercial, cultural y geopolítica (Rusia, China, Irán, Alba, etc.) que de igual modo poseen significativa relevancia en el fortalecimiento del bloque mundial antihegemónico frente al Imperialismo Yanqui.


De estas consideraciones se desprende que la victoria abrumadora el 26 de septiembre es requisito primordial para el sostenimiento de la gobernabilidad y el poder institucional dentro del país, así como para el posicionamiento internacional de Venezuela como nación independiente que construye una política internacional fundada en valores de solidaridad, beneficios recíprocos, transferencia de tecnología, intercambio cultural que prioriza la cosmovisión nuestroamericana, se apoya en las potencias (emergentes) no imperialistas y en definitiva opera en contraposición al expoliador proyecto paramenicanista que reinó a plenitud en Latinoamérica hasta el final del siglo pasado.


El logro de una mayoría simple en la Asamblea Nacional (la mitad más uno del total de diputados a favor de la revolución) supone un replanteamiento general en la política venezolana, pues las nuevas decisiones políticas del Estado estarán sujetas a un “consenso o pacto socialdemócrata” en el Parlamento venezolano. Este escenario reviste una especial complejidad, considerando los antecedentes del oposicionismo venezolano, quien durante la administración del presidente Chávez no ha mostrado visos de ejercitar una política nacionalista que proponga una agenda alternativa al Chavismo, que de alguna manera exprese compromiso con los intereses de la sociedad venezolana.


Por el contrario, el comportamiento del estamento opositor denota subordinación al programa del Imperialismo estadounidense, realidad que se ha hecho más explicita en las coyunturas de conflicto entre Venezuela y los Estados satélites del Tío Sam; ello consta en la postura parcializada de este oposicionismo antinacional ante las agresiones de Colombia, el Chile de la democracia cristiana, y la propia Casa Blanca contra nuestro país.


La inobjetable sumisión del oposicionismo a Washington, así como la debacle de la parasitaria FEDECAMARAS que no encuentra en Chávez un gobierno complaciente dispuesto a financiar su improductivo modus vivendi, como lo hicieron las administraciones pasadas, minimizan la viabilidad del modelo de concertación entre izquierdas y derechas (ensayado y fracasado en Chile), dado el carácter radicalmente antagónico de ese modelo de neocolonia estadounidense que los partidos de la burguesía procuran restaurar y nuestro proyecto socialista bolivariano.


La lógica del correaje político, que en nuestro país se manifiesta en la interconexión de la nueva fracción parlamentaria antisocialista con otros actores del mencionado estamento oposicionista (medios de comunicación privados, universidades tradicionales, cuerpos gremiales, sindicalismo patronal, organizaciones no gubernamentales, etc.) hace previsible el recrudecimiento de la confrontación política y la desestabilización institucional, con esperado respaldo de potencias extranjeras y sus agencias mediáticas, retomando la agenda subversiva ensayada en sendos movimientos conspirativos como el 11 de abril y el sabotaje petrolero, ambos en 2002.


Finalmente, luce conveniente subrayar que la consecución de una mayoría calificada basada en un pírrico margen, es decir, aquella que se sustente alrededor de una decena de diputados que hayan manifestado adhesión al proceso bolivariano, hace propicio un escenario de factible ruptura de la frágil ventaja ante eventuales deserciones hacia el bando contrario, como ocurriera en ocasiones anteriores, que forzaron prácticamente la paralización del poder legislativo y un sabotaje que impactó considerablemente el funcionamiento del Estado Venezolano (recuérdese la omisión legislativa en el caso de la designación de los rectores del CNE, que tuvo que resolverse por la vía del Tribunal Supremo de Justicia ); razón por la cual deviene en un hecho crucial concentrar los mayores esfuerzos del colectivo socialista (propaganda, ideología, movilización, maquinaria electoral) en función de alcanzar el más sólido de los triunfos posibles.


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