25 julio, 2008

EN PALABRAS CLARAS ¿POR QUÉ MARX?


Por: Jesús Silva R.


Se dice que él es el padre del Socialismo...

En el amplísimo campo de las ciencias, notable fue Sigmund Freud al desentrañar las bases de la personalidad del individuo y magnífico fue Albert Einstein al establecer la teoría de la relatividad, pero más grandioso que todos ellos juntos fue el maestro que le presentó al mundo los fundamentos que determinan la historia de la humanidad. Su nombre es Karl Marx (1818-1883). Ciertamente, su sistema para entender y trasformar la realidad, conocido como Marxismo, nos revela que la historia de la sociedad humana es el resultado del modo y "las relaciones sociales de producción" que adoptamos los seres humanos para generar las riquezas que nos garanticen la existencia. Dicho en términos de quien suscribe (marxista estudioso de la ciencia jurídica): las relaciones de propiedad sobre los medios de producción económica gobiernan el destino de la sociedad; por consiguiente es la lucha entre explotadores y explotados por el dominio de esos medios lo que se denomina lucha de clases.

Merced del idealismo, se pensaba que la organización de la vida social dependía exclusivamente de la voluntad de los seres humanos hasta que Marx, padre del Socialismo, nos demostró lo contrario: Que es precisamente la forma en que los seres humanos producen la vida material lo que condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida, independientemente de la voluntad individual. Más que una opinión, se trata de un hecho objetivo ante la vista de sus adversarios y partidarios, que el Marxismo ha representado mundialmente por más de un siglo, el máximo referente político y científico de los pueblos en el desarrollo de sus luchas sociales. Desde la Europa Oriental, pasando por el África y el Asia hasta arropar nuestra América Latina, las dignas luchas por justicia e igualdad de mujeres, campesinos, estudiantes, intelectuales, etnias segregadas y especialmente la clase trabajadora, estuvieron y siguen estando guiadas por la resplandeciente luz del Socialismo.

En este salvaje mundo capitalista, donde el 80% de la población es asesinada por el hambre y el otro 20% se extingue por obesidad, quizás exista quien todavía se pregunte por qué el ideario de Marx ha sido tan importante y debido a qué razón éste sigue impulsando tantas revoluciones en el mundo hasta nuestros días. Seguramente un fragmento del discurso de Friedrich Engels durante el funeral de su estimado camarada Karl pueda ilustrarnos sobre la grandeza de este incomparable hombre: "Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc".

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18 julio, 2008

EUROCENTRISMO



Autor: Jesús Silva R.


A propósito de la aberrante ley europea contra los inmigrantes. Si de establecer un escalafón se trata, sobre los lastres ideológicos más deleznables que agreden la dignidad de los pueblos del tercer mundo dentro del régimen capitalista, sin vacilación habré de referirme al Eurocentrismo. Se entiende por tal, a la infame visión histórica de que el mundo europeo, y esencialmente el europeo occidental, ha concentrado siempre y desde todo punto de vista, lo más excelso y brillante de la especie humana. En este orden, pertinente es detallar que se trata de una concepción de supremacía racial que atribuye a la generalidad de razas y etnias no europeas una supuesta inferioridad en cuanto a las virtudes y aptitudes más apreciadas en el ser humano. Me refiero a la capacidad de razonamiento, la fuerza de trabajo, la belleza, entre otros atributos.

De modo pues que al analizar los fundamentos del eurocentrismo, observamos que este fenómeno se subsume claramente en el racismo; y es menester advertir que tan repudiable degeneración no habita únicamente en la mente de muchos europeos (téngase como evidencia la recién aprobada ley europea anti inmigrantes), sino que también ha "colonizado" la conciencia de muchos de los pueblos que padecen el desprecio eurocentrista hasta llegar al punto de consentir la agresión e inclusive permitirse el autodesprecio.

Nótese que el genocidio y saqueo cometido por los europeos contra los nativos del Asia, África y América, propició el enriquecimiento ilícito de las naciones invasoras y constituye un antecedente histórico primordial en el desigual orden económico que rige en el mundo hasta nuestros días. En esa monstruosa historia signada por el colonialismo, que le permitió a los europeos emerger como ricos y a nosotros hundirnos como pobres, radica el real origen del eurocentrismo. Ciertamente, sin apoyo de ningún análisis científico histórico, los pueblos del mundo han asociado ancestralmente a los europeos invasores con el desarrollo, la felicidad y la belleza; y a los tercermundistas conquistados con el atraso, la desdicha y la antiestética. Frente a tantas creencias insensatas, los revolucionarios estamos vacunados contra el eurocentrismo y luchamos por una auténtica sociedad socialista para así hacer realidad la igual dignidad de todos los seres humanos.

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03 julio, 2008

LA LIBERACIÓN DE INGRID BETANCOURT Y EL NUEVO ESCENARIO POLÍTICO


Autor: Jesús Silva R.

Del mismo modo en que los albores de la guerra fría, soviéticos y yanquis se disputaban inmisericordemente la gloria de colocar por primera vez a un hombre en el espacio, con el ansía propagandística de probar la superioridad de su modelo político al mundo entero, los del este por el Socialismo y los del oeste por el Capitalismo; la historia de nuestro continente concedió papeles semejantes a Hugo Chávez y Álvaro Uribe, en una intensa carrera por el rescate de la retenida Ingrid Betancourt.

Tan radicalmente antagónicas como aquellas fuerzas ideológicas del siglo XX, son los proyectos que actualmente se confrontan en la América Latina.

Con Chávez, la Revolución Bolivariana, izando las banderas del antiimperialismo, la soberanía de los pueblos oprimidos, la paz con dignidad y sobre todo, el Socialismo, de los cuales se origina la propuesta de canje humanitario y la solución política a la guerra civil en Colombia.

Con Uribe, la continuación del Imperialismo Yanqui controlando nuestros países, la sumisión política de los gobiernos latinoamericanos y el interminable reinado del capitalismo transnacional, que fundamentan la praxis criminal del Plan Colombia, el Plan de "Seguridad Democrática" y la pretensión genocida de resolver un conflicto de origen social mediante bombas, balas y metralla financiadas por los gringos.

Hoy, los exitosos canjes humanitarios promovidos por Chávez en acuerdo con las FARC-EP, que constituyeron un genuino acto de amor hacia Colombia, contrastan enormemente con el inmoral espectáculo mediático recién iniciado por el jefe del gobierno narco-paramilitar en ocasión a la captura de quien para él significa su tan ansiado "trofeo político". En efecto, la exhibición uribista apenas comienza, y desde el arranque la veremos ampliamente respaldada por los grandes consorcios de propaganda política internacional.

Pretenderán ahora convencer a la opinión mundial de que la tesis del exterminio bélico es el remedio, que todos debemos aplaudir la ocupación militar extranjera sobre la Amazonía y que en definitiva la providencia ha querido que la vida latinoamericana sea decidida por la hegemonía estadounidense. Sin duda que Uribe intentará especular políticamente con este episodio hasta las próximas elecciones, para de la mano con la oligarquía colombiana y bajo la jefatura de Washington, responder al nuevo dilema: ¿otra reelección presidencial o pacto con la candidata emergente?

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01 julio, 2008

"OCHO HORAS PARA TRABAJAR, OCHO PARA DORMIR Y OCHO PARA VIVIR"

Autor: Jesús Silva R.

Reflexiones para la rebelión socialista. Todo asalariado es un explotado. Se cuenta que un carpintero neozelandés, de nombre Samuel Parnell, emitió por primera vez (1840) una sencilla pero significativa expresión para todos los trabajadores: “los hombres tienen ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir y ocho horas que deben ser para su recreación y para ellos mismos”. Décadas más tarde, como resultado de largas luchas obreras por los derechos humanos y la épica campaña liderada por los Mártires de Chicago (1886) finalmente se conquistó la reducción de la jornada diaria laboral a ocho horas. No obstante, transcurrido más de un siglo de aquella gesta, la explotación del hombre por el hombre, esa que el patrono ejerce contra el obrero, no ha sufrido ningún otro amortiguamiento relevante; a pesar de los grandes avances científico-técnicos del capitalismo, que han hecho de la industria actual un aparato extraordinariamente sofisticado y automatizado que exige un mínimo de fuerza humana de trabajo.

Ciertamente hay que precisar que tales avances y la consiguiente abundancia de bienes y servicios solo se encuentra al alcance de una privilegiada clase social (burguesía), razón por la cual han resultado absolutamente inútiles para vencer las calamidades que carcomen desde siempre a la humanidad: hambruna, analfabetismo, insalubridad, desocupación, drogadicción, enajenación mental, guerras, etc. Indudablemente que para la inmensa mayoría de la población mundial (clase trabajadora), conformada por quienes tenemos como medio esencial para ganarnos la vida: vender nuestra fuerza de trabajo a cambio de un salario, el régimen social actual es tan miserable y desigual como en la época de la esclavitud, el feudalismo o cualquier otra.

Lo que ayer fue un trascendental hecho de reivindicación social, hoy es insuficiente para nuestra deseada calidad de vida. Véase que ocho horas para trabajar sumadas a ocho horas para dormir son más que dos tercios del día, son en efecto, dos tercios arrancados a nuestra totalidad de vida. Al considerar que la esperanza promedio de vida se ubica en 75 años, un eficiente ejercicio de cálculo sobre la tesis de Parnell nos revela que el hombre actual consume 50 años de su existencia entre la oficina y el dormitorio; y que en el mejor de los casos, cuando realmente protege sus 8 horas para la recreación, tan solo dispone de 25 años para “vivir su verdadera vida”; es decir, tiempo para sus expresiones propias y desarrollo personal, tiempo para sí mismo, la familia, el amor, el placer, la amistad, la convivencia social, el arte, la política y demás realizaciones humanas. En resumidas cuentas, si la vida humana es corta, la del humano proletario lo es todavía más.

Nosotros, trabajadores revolucionarios, herederos de esos anarquistas que en Chicago fueron llevados a la horca por los explotadores, estamos igualmente dispuestos a entrompar la violencia de la clase dominante antes que renunciar a nuestras ancestrales aspiraciones libertarias. Jamás conquistaremos la liberación de los explotados mediante remiendos a la jornada o el pírrico aumento salarial, o cualquier otra negociación hecha de rodillas ante el viejo modelo capitalista de relaciones entre amos propietarios de empresa y esclavos sometidos al salario. Por ello, luchamos por la implantación de un esquema económico revolucionario, basado en la propiedad social dirigido por productores asociados: el Socialismo científico.

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