Jesús Silva R.
Es noviembre de 2018 y una gallina, por ahora, vale 5 mil bolívares soberanos en cualquier mercado de la Gran Caracas. Para esta misma época, el sueldo mínimo mensual es 1.800 bolívares soberanos. En pocas palabras, casi tres sueldos mensuales se gastan para comprar a la mamá de los pollitos. Algo tenemos que hacer para revertir esta hiperinflación económica que ya mató al bolívar soberano.
Resolver pasa por cumplir con el artículo 305 de la Constitución Bolivariana referido a la seguridad alimentaria, una asignatura que he dictado en UCV y USM. De lo que se trata es de crear condiciones para revivir la producción nacional, entonces a mayor oferta, menores serán los precios. Urge rescatar a productores nacionales de carne, pollo y cerdo (incluyendo a mi suegro y a mi suegra ganaderos en Guárico) que hoy se encuentran abandonados a su suerte y sin apoyo del Estado por no tener un contacto, palanca o enchufe. El derecho del productor agropecuario a ser apoyado por entes públicos es un derecho universal previsto en la Carta Magna y no un privilegio de afortunados.
Revolucionario es denunciar las fallas y trabajar en soluciones. Contrarrevolucionario sería callar el sufrimiento del pueblo a quien le volvieron a quitar su poder adquisitivo para poder comer.
Aplaudo el esfuerzo del Gobierno Bolivariano con los CLAP para hacer llegar comida barata a millones de venezolanos, algún día la ONU o el mundo entero tendrá que reconocer las millones de vidas que han sido salvadas por esas cajas, pero lo logrado no es suficiente; como yo soy pueblo de a pie y vivo la realidad cotidiana, transmitiré dos angustias que me llegan desde las calles: 1) reimpulsar los CLAP para que le lleguen a muchos ciudadanos que todavía no tienen acceso a este beneficio; 2) informar en medios de comunicación sobre el contenido obligatorio de la caja CLAP y castigar irregularidades, ya que mucha gente del pueblo denuncia que le sacan la proteína animal (por ejemplo atún) y sólo le dejan los carbohidratos (arroz, pasta, harina, granos, etc) que según expertos son alimentos que inflan a los muchachos y los ponen barrigones pero no nutren apropiadamente como carne o pollo.
En este contexto, ratifico mi propuesta revolucionaria de "ley de pago alternativo con comida y trueque" la cual publiqué hace meses porque el tiempo me dio la razón. Cualquiera prefiere que le paguen con una gallina que equivale al triple de un sueldo mínimo mensual que ya se volvió sal y agua.