Jesús Silva R.
No existe discriminación ni tampoco desigualdad cuando el Estado le otorga un beneficio a un sector de ciudadanos y a otros no otros no les da nada, esto es así porque en materia de Derecho Constitucional Internacional la igualdad está filosóficamente planteada en dos categorías, igualdad por equiparación e igualdad por diferenciación.
Hay igualdad por equiparación, cuando se le brinda igual trato legal a todas las personas, independientemente de su situación social u otra característica individual, y ello no causa desequilibrío mayor en la colectividad. Por ejemplo: el Estado garantiza que todos tienen derecho a la vida, tanto el rico como el pobre, tanto el empresario como el obrero. Esta modalidad de igualdad no resguarda a los sectores más vulnerables de la sociedad que no tienen iguales posibilidades de ejercer sus derechos en comparación a otros sectores que social y económicamente son más aventajados.
Por otro lado, la igualdad por diferenciación es la más perfecta que cualquier otra, porque ella no es indiferente al hecho social, es decir, establece normas jurídicas que brindan un trato diferente o preferencial según la situación social de cada sector. Ocurre que más allá de las leyes escritas, existe una vida práctica donde ciertos grupos tienen ventajas para ejercer sus derechos en comparación con otros que sufren desventaja.
Es así que el Estado otorga beneficios o preferencias a quienes son más vulnerables en los hechos. Por ejemplo: se protege más a los niños que a los adultos; más a los trabajadores que a los patronos; etc. En este contexto diferenciador se inserta el subsidio del combustible para ciertos sectores sociales especiales del país que realmente requieren.
Durante años la gasolina venezolana se ha vendido a precio regalado, lo cual no ocurre en ninguna otra parte del mundo. Son los ricos los que más se benefician, y por ello el Gobierno Bolivariano se encuentra en la necesidad de corregir esa distorsión económica que genera pérdidas al Estado.
En países como Estados Unidos, llenar un tanque de gasolina de un vehículo familiar puede costar $50 dólares lo cual ha creado consciencia en el pueblo norteamericano sobre el alto valor de este recurso. Es tiempo de que los venezolanos tomemos este ejemplo y renunciemos a la cultura del derroche y despilfarro.
Asimismo, la implementación de un censo nacional de transporte permitirá al gobierno tener información precisa del parque automotor para a partir de allí desarrollar políticas de planificación y protección social para los sectores más necesitados del pueblo venezolano.
Identificar a los propietarios de carros hará posible clasificar a los que están en categoría de autos de lujo (empresas privadas, personas de alto ingreso), de uso familiar (amas de casa) o de servicio público (escuelas, centros de salud, etc.). Cada uno debería pagar la gasolina a un precio diferente y razonable según su ingreso económico.
En este contexto, el Carnet de la Patria permite facilitar administrativamente el beneficio del subsidio o precio preferencial de la gasolina para esos sectores sociales que realmente necesitan la ayuda del Estado democrático y social, de Derecho y de Justicia. Esta política pública acabará con el tráfico ilegal de gasolina, vale decir, un fenómeno delictivo que golpea salvajemente a la economía venezolana.
Es importante desmentir interpretaciones falsas que se difunden en medios de comunicación privados en contra de esta acción del gobierno bolivariano, no es cierto que se pretende dolarizar el precio de la gasolina.
Simplemente, quienes no cumplan los requisitos o trámites dictados por el Ejecutivo Nacional, se autoexcluyen del beneficio en materia de gasolina. Es importante advertir que el Estado no tiene la obligación de seguir regalando gasolina y más bien debe obtener recursos por su venta y destinarlos al reimpulso económico del país.
Son los traficantes de combustible, así como sectores de alta sociedad opuestos a la revolución, quienes de ahora en adelante dejarán de enriquecerse injustamente del regalo de gasolina. Mientras que los sectores sociales vulnerables seguirán recibiendo gasolina subsidiada. Debe darse máxima oportunidad al pueblo humilde para obtener su carnet de la patria mediante jornadas masivas.