Jesús Silva R.
Se habla de guarimberos que no parecen estudiantes, sino paramilitares, terroristas, criminales, etc. De alguna manera para simbolizar su perversidad se les compara con aquel muñeco diabólico que asesinaba a decenas de personas en una serie de películas.
Tal vez la comparación busque que la mayoría del pueblo le pierda el miedo a estos sujetos y comprenda que están enloquecidos y en algún momento serán neutralizados para que no sigan generando muertos, heridos y graves alteraciones al orden público.
Es positivo el gesto del Presidente Nicolás Maduro al realizar esa comparación graciosa que no deja de advertirnos sobre la peligrosidad de los chuckys.
Seguramente el pueblo necesita desahogo frente a estas entidades satánicas que ponen barricadas, quitan alcantarillas, queman cauchos, colocan guayas y miguelitos, usan armas de fuego desde edificios y en cualquier otro lugar, lo que ha resultado en muertos heridos.
La polarización es mucho peor desde que estalló la violencia el 12 febrero de 2014. Reaparece el sentimiento radical en dos bloques que parecen detestarse mutuamente y propiciar un caos en la nación.
Entonces llueven acusaciones, opositores hablan de "Los Colectivos" como bandas chavistas malandras y armadas; igualmente mencionan que la guardia nacional y la policía nacional incurren en uso desproporcionado de la fuerza, trato cruel, inhumano, degradante y hasta torturas.
Del otro lado el chavismo ataca con la existencia de grupos armados mercenarios que han desplegado violencia creando muertos y heridos; además denuncian que los guarimberos reciben financiamiento y orientaciones de cómo delinquir.
Creo que la violencia debe cesar y las conciencias más claras que estén en ambos bloques políticos deben dialogar y buscar la paz de Venezuela dentro del más corto plazo posible.
En resumen: "yo no estoy de acuerdo con que los buenos maten a los malos, ni que los malos maten a los buenos". Rechazamos la violencia, venga de donde venga. Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada.