Jesús Silva R.
Recordemos
que en nuestro país, cuando el Comandante Hugo Chávez impulsaba cambios
radicales en la sociedad como la recuperación de PDVSA, algunos le acusaban de
ultra izquierdista y le pedían frenar sus acciones radicales para no incentivar
conflictos entre ricos y pobres. Actualmente, cuando el Presidente Maduro
activa un diálogo cordial con algunos empresarios, la contrarrevolución
vocifera que existe un gran viraje del Gobierno Nacional hacia la derecha.
Sin embargo,
viendo la realidad en su debida dimensión, luce conveniente precisar que la
auténtica derecha está encabezada por una clase social minoritaria (burguesía)
que es propietaria de empresas, tierras y bancos; pero como resultado de su
poderosa propaganda, le acompañan electoralmente segmentos de la clase
trabajadora y otras capas que solo son dueños de su fuerza humana, la cual
venden a cambio de un salario.
El problema
es que como clase explotada, los trabajadores deberían procurar igualdad, es decir,
ser la izquierda. Pero la consciencia política y de clase no se decreta, sino
que se construye a partir de la lucha revolucionaria. He allí el desafío de la
Revolución Bolivariana para ampliar su mayoría y garantizar el no retorno al
neoliberalismo depredador.
No tener
físicamente a Chávez, genera un nuevo escenario de tremendas dificultades y
reorganización del proceso bolivariano. En este panorama, vienen elecciones
municipales y el resultado de las mismas dependerá del trabajo organizativo e
ideológico para defender el prestigio de la revolución. Antes y ahora se han
dicho mentiras contra el liderazgo revolucionario, siempre con afán de
desprestigiarlo ante el pueblo.
Nicolás
gobierna de acuerdo a la misión encomendada, así consta de su propia actuación
hasta el presente. No cabe viraje ni traición. Esto es vital que lo hagamos
saber en la lucha hacia el anhelado socialismo del siglo XXI. Es prioritario
derrotar a los laboratorios de la propaganda burguesa.
En resumen, históricamente
está comprobado que la burguesía usa las elecciones como un carnaval de
disfraces para que el pueblo inocentemente vote a favor de demagogos preñados
de buenas intenciones.
Necesario es demostrar quienes de verdad
representan la izquierda y la derecha, es decir, los que apoyan la inclusión
social y aquellos que pretenden restaurar el viejo sistema de privilegios
fabricando personajes de ficción como aquel caprichoso que tiene al pueblo de
Miranda en situación de total abandono y se la pasa viajando más que un Papa
representado al Vaticano.
Ver publicación:
http://www.aporrea.org/actualidad/a170103.html
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