Jesús Silva R.
Sin lugar a
dudas que la peor forma de combatir a la burguesía es parecerse a ella. El
movimiento revolucionario, alimentado por la victoria del 14 de abril, debe
contrarrestar las provocaciones del antichavismo golpista con grandes dosis de
democracia, prudencia, calma y apelar siempre a la conciencia de la mayoría
popular que califica la conducta de los actores políticos.
Si el foco de
propaganda desestabilizadora es hoy la Asamblea Nacional, a los derechistas se
les debe derrotar con debate político, pues nuestra tarea revolucionaria es
desenmascararlos ante el pueblo. La derecha, a falta de apoyo militar para una
nueva aventura golpista, intenta ahora un escándalo con proyección
internacional a fin de crear un escenario de caos e ingobernabilidad que
justifique ante el mundo una intervención de EEUU.
La
desaparición física de Chávez causó en el oposicionismo una sensación de
cercanía a la toma del poder, ello influyó en el alza de su votación este año e
impulsó a sectores del fascismo que desprecian los derechos humanos a ensayar
actos de violencia como arma de intimidación para doblegar a las instituciones
públicas (CNE y TSJ) a su favor.
El pueblo y
su dirección política revolucionaria deben mantener abiertos los canales
democráticos para provocar que el golpismo decepcione a sus seguidores y se
desinfle la campaña conspirativa que busca derrocar al Presidente mediante una guerra civil o una invasión estadounidense.
Enhorabuena
la impugnación electoral del ex candidato perdedor ante el TSJ y su estoraque (adefecio) de casi 200 páginas, el Tribunal sabrá contestarle a tenor del artículo 298
constitucional, que establece que un cambio a la Ley Electoral solo puede hacerse
seis meses antes de la elección. Considerando que el sufragio venezolano es
automatizado, cualquier experimento manual es contrario al Principio de
Legalidad contenido en el artículo 137 de la Carta Magna.
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