Jesús
Silva R.
La Patria no
es un concepto abstracto ni intangible, por el contrario es una obra basada en
inclusión social, un Estado que garantiza el buen vivir de todos sus ciudadanos
con independencia, soberanía, paz y convivencia sin sectores excluidos.
Ya fuera por
el genocidio del colonialismo europeo, las oligarquías, el caudillismo, las
dictaduras sumisas a EEUU o esos 40 años de falsa democracia pro imperialista,
Venezuela nunca fue tan libre como lo es en la época actual.
El pueblo
siempre ha tenido más necesidad de respeto que de pan, eso lo entendió muy bien
el Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez, pues a lo largo
de sus 14 años de gestión presidencial, produjo grandes reivindicaciones
económicas y redistribución de la riqueza petrolera que estuvieron acompañadas
por promoción de la cultura, la dignidad popular y la ideología liberadora.
Es inmensa la
grandeza de ese gobernante que fue capaz de diseñar la ruta para seguir
protegiendo a su pueblo aun más allá de su existencia como individuo en la
tierra; de allí que ese 8 de diciembre de 2012 le pidió al pueblo votar por su
discípulo Nicolás Maduro para salvaguardar la revolución.
A pesar de la
trágica desaparición física del máximo líder, la dirección colectiva cívico
militar, el PSUV, el Gran Polo Patriótico, la integración latinoamericana y el
pueblo organizado son pilares fundamentales para defender la continuidad del
Socialismo Bolivariano
Nunca más la
burguesía podrá obtener mayoría de votos del mismo pueblo al que ha injuriado y
despreciado. El último siglo de Venezuela se divide en un antes y después de
Hugo Chávez. Su solidaridad con los humildes, su antiimperialismo y
anticapitalismo constituyen una herencia multiplicada en millones de
conciencias que sobrevivirán en la Patria.
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