Por:
Jesús Silva R.
(Publicado en el semanario La Razón del 4 al 11 de noviembre 2012)
Para que la discusión esté basada en la resplandeciente realidad y
no en la perversa oscuridad de la ficción, urge definir la identidad de las
partes involucradas. En este caso, se trata del actual Buró Político del
Partido Comunista de Venezuela y quien suscribe, Jesús Silva R., vale decir, la
misma persona a quien el presidente del PCV Jerónimo Carrera Damas en el
semanario La Razón (Del 28 de octubre al 4 de noviembre de 2012. Páginas 1 y 3)
generosamente le atribuye, entre otros calificativos, el de “joven intelectual
venezolano”.
Ejerciendo mi derecho a réplica, circunstancia incómoda porque me
conduce a confrontar en el mismo escenario mediático, las imprecisas
afirmaciones de uno de los amigos que más he querido y respetado a lo largo de
mi vida revolucionaria; procedo en legítima defensa de mi honor y reputación
como hombre revolucionario y doy a conocer ciertas verdades que ya habíamos
discutido no por “cierto tiempo” tiempo como lo dice en su columna, sino
durante cinco años (2005-2010) de militancia en la misma célula.
No escribo contra el comunismo, desde niño he vivido en esa
doctrina formulada por esos teóricos alemanes del siglo XIX y reflexiono sobre
sus adaptaciones al siglo XXI. Pero ni Oscar Figuera (secretario general del
PCV) es Marx ni Perfecto Abreu Nieves (secretario de organización del PCV) es
Engels; así que no reniego de la doctrina del hogar comunista donde fui educado
por un padre marxista (Jesús Manuel Silva Alfonzo) que fue guerrillero de la
FALN y una madre revolucionaria (Carmen Rivas) que siempre lo acompañó en sus
convicciones sociales.
No escribo contra el PCV, a éste ingresé por la entrañable amistad
de mi familia (especialmente mi abuela comunista María Silva) con su presidente
Pedro Ortega Díaz. Años después fui miembro de la dirección nacional de la
juventud, abogado de la central comunista de trabajadores en Aragua y luego
escritor (junto al propio Jerónimo, Ramón Losada Aldana, María del Mar Lovera,
Juan Rafael Perdomo, Elio Gómez Grillo, Fermín Toro Jiménez y otros) del libro
“Pedro El insustituible” (2008), que relata la vida y obra de ese gran
venezolano, desde la óptica de sus más íntimos camaradas.
Con 32 años de edad, más de la mitad de mi vida la he pasado
vinculado a ese digno instrumento de las luchas populares que se llama el PCV,
en las facetas de militante, profesional y docente universitario. Carrera Damas
conoce mi historia desde que Ortega Díaz se la refirió. Sabe también que Jesús
Silva R. tiene demasiado clara la diferencia entre la doctrina (comunismo), la
institución histórica (PCV) y su actual cúpula dirigencial (Buró Político),
pues ha sido esta última a quien he dirigido críticas por su antichavismo,
sobre todo en elecciones, donde juegan siempre al divisionismo
contrarrevolucionario con absurdas candidaturas opuestas a las del presidente
Chávez que sólo sirven para favorecer a los candidatos de la burguesía nacional
y el imperialismo yanqui.
Mi camarada Jerónimo se equivoca cuando dice: “el aprecio que he
tenido por ese antiguo militante de la célula José Martí, y quien a mi juicio
anda en acrobacias, dando saltos en lo desconocido”. (…) militó de manera
regular en esa célula por algún tiempo, pero luego desapareció y ha estado
escribiendo, en cierta prensa, cualquier cosa que se le ocurra en contra del
comunismo”.
Lo cierto es que yo gané la elección dentro del PCV (a pesar de
que Jerónimo votó en mi contra) y fui delegado efectivo ante la conferencia
regional de Caracas y el Congreso Extraordinario (2007). Allí la consigna más
sonada era “fuera los chavistas, somos pecevistas”, lo que delata la emboscada
que había sido montada y el lavado de cerebros. Sépase que en esas instancias
yo llamé a no acatar el antichavismo del alto cogollo, pero fui (como hasta el
presente soy) falsificado por los aparatos de control interno. Me aparté del
PCV al comprobar la nula democracia interna.
Una cúpula actúa como “inquisición roja” pues difama y sataniza a
todo el que critique la traición de sus actuales apóstoles
contrarrevolucionarios. Hay un Gorbachov y un Yeltsin en esa Perestroika
criolla que quiere llevar a sus militantes de base como rebaño de ovejas al
matadero de un antichavismo de izquierda. Libero de culpa a Don Jerónimo, pues
aunque fue utilizado como “agente 007” (pecevista con licencia para decir que
Chávez es un animal de tres patas) me consta que no anda buscando cargo público,
no así los trepadores.
Antes del 16 de diciembre de 2012, el PCV debe retirar sus
candidaturas antichavistas a las gobernaciones por respeto al pueblo venezolano
y a su Revolución Bolivariana.