Autor: Jesús Silva R.
A propósito de la aberrante ley europea contra los inmigrantes. Si de establecer un escalafón se trata, sobre los lastres ideológicos más deleznables que agreden la dignidad de los pueblos del tercer mundo dentro del régimen capitalista, sin vacilación habré de referirme al Eurocentrismo. Se entiende por tal, a la infame visión histórica de que el mundo europeo, y esencialmente el europeo occidental, ha concentrado siempre y desde todo punto de vista, lo más excelso y brillante de la especie humana. En este orden, pertinente es detallar que se trata de una concepción de supremacía racial que atribuye a la generalidad de razas y etnias no europeas una supuesta inferioridad en cuanto a las virtudes y aptitudes más apreciadas en el ser humano. Me refiero a la capacidad de razonamiento, la fuerza de trabajo, la belleza, entre otros atributos.
De modo pues que al analizar los fundamentos del eurocentrismo, observamos que este fenómeno se subsume claramente en el racismo; y es menester advertir que tan repudiable degeneración no habita únicamente en la mente de muchos europeos (téngase como evidencia la recién aprobada ley europea anti inmigrantes), sino que también ha "colonizado" la conciencia de muchos de los pueblos que padecen el desprecio eurocentrista hasta llegar al punto de consentir la agresión e inclusive permitirse el autodesprecio.
Nótese que el genocidio y saqueo cometido por los europeos contra los nativos del Asia, África y América, propició el enriquecimiento ilícito de las naciones invasoras y constituye un antecedente histórico primordial en el desigual orden económico que rige en el mundo hasta nuestros días. En esa monstruosa historia signada por el colonialismo, que le permitió a los europeos emerger como ricos y a nosotros hundirnos como pobres, radica el real origen del eurocentrismo. Ciertamente, sin apoyo de ningún análisis científico histórico, los pueblos del mundo han asociado ancestralmente a los europeos invasores con el desarrollo, la felicidad y la belleza; y a los tercermundistas conquistados con el atraso, la desdicha y la antiestética. Frente a tantas creencias insensatas, los revolucionarios estamos vacunados contra el eurocentrismo y luchamos por una auténtica sociedad socialista para así hacer realidad la igual dignidad de todos los seres humanos.
VER PUBLICACIÓN EN:
http://www.aporrea.org/actualidad/a60687.html
http://www.kaosenlared.net/noticia/eurocentrismo
De modo pues que al analizar los fundamentos del eurocentrismo, observamos que este fenómeno se subsume claramente en el racismo; y es menester advertir que tan repudiable degeneración no habita únicamente en la mente de muchos europeos (téngase como evidencia la recién aprobada ley europea anti inmigrantes), sino que también ha "colonizado" la conciencia de muchos de los pueblos que padecen el desprecio eurocentrista hasta llegar al punto de consentir la agresión e inclusive permitirse el autodesprecio.
Nótese que el genocidio y saqueo cometido por los europeos contra los nativos del Asia, África y América, propició el enriquecimiento ilícito de las naciones invasoras y constituye un antecedente histórico primordial en el desigual orden económico que rige en el mundo hasta nuestros días. En esa monstruosa historia signada por el colonialismo, que le permitió a los europeos emerger como ricos y a nosotros hundirnos como pobres, radica el real origen del eurocentrismo. Ciertamente, sin apoyo de ningún análisis científico histórico, los pueblos del mundo han asociado ancestralmente a los europeos invasores con el desarrollo, la felicidad y la belleza; y a los tercermundistas conquistados con el atraso, la desdicha y la antiestética. Frente a tantas creencias insensatas, los revolucionarios estamos vacunados contra el eurocentrismo y luchamos por una auténtica sociedad socialista para así hacer realidad la igual dignidad de todos los seres humanos.
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